Artículo: "Razones para permanecer dudoso de la existencia de psi", por James Alcock. (I)
Con esta entrada quiero comenzar una sección, una tarea, dedicada a presentar algunos artículos sobre parapsicología que probablemente no lleguen a la mayoría de la gente interesada, tanto porque se publican en revistas científicas a las que no accede el público en general como por el hecho de estar en inglés. Se trata de artículos científicos, que recogen investigaciones, revisiones, opiniones, etc., acerca de la investigación en parapsicología.
Este primero es un artículo imprescindible, en mi opinión. Está escrito por James Alcock, psicólogo. Expone una revisión de crítica de parte de la investigación en percepción extrasensorial (ESP) y los motivos por los que – y es lo que da título al artículo – debemos mantener dudas acerca de la existencia de psi. Este artículo fue publicado en un número de la revista Journal of Consciousness Studies, una importante revista científica sobre el estudio de la consciencia. El número completo lo forman artículos sobre parapsicología. En realidad, todos los artículos de este número especial son buenos, de modo que los revisaremos sucesivamente en otros momentos.
Considero algunos de sus comentarios y de sus indicaciones muy acertadas, aunque estoy en desacuerdo con otras muchas de sus afirmaciones. A pesar de esto, me parece un artículo relevante y necesario que sea conocido por quien esté interesado en la investigación empírica en parapsicología.
Nota: En términos generales, “hipótesis nula” se refiere a que en una situación (estudio) en que queremos comprobar mediante un experimento si, por ejemplo, un fármaco tiene un efecto significativo sobre una población clínica, la hipótesis nula es la que afirma que el fármaco no tiene ningún efecto, y que el grupo experimental (que recibe el fármaco) no muestra diferencias con el grupo control (que no recibe el fármaco y con el que se compara el grupo experimental) Así, si decimos que aceptamos la hipótesis nula estamos diciendo que el experimento muestra que no hay diferencias entre los grupos (que el fármaco no funciona). Si observásemos diferencias entre el grupo experimental y el grupo control, rechazaríamos la hipótesis nula.
En relación con psi, la hipótesis nula es la que afirma que psi no existe; la hipótesis experimental (la alternativa) que psi sí existe. Aquí la cuestión versaría sobre la autenticidad de psi, más que sobre las propias experiencias o resultados, ya que podemos obtener resultados positivos en un experimento de telepatía pero, si no se ha hecho bien, esos resultados pueden ser explicables, por ejemplo, en términos psicológicos o estadísticos. Por tanto, cuando Alcock dice de “dar una oportunidad a la hipótesis nula” se refiere a que expone sus razones para aceptar la hipótesis nula, es decir, para afirmar que psi no existe.
Artículo:
Give the Null Hypothesis a Chance: Reasons to Remain Doubtful about the Existence of Psi.
James E. Alcock.
Journal of Consciousness Studies, 10, No. 6–7, 2003, pp. 29–50
(Traducción del título: “Dar una oportunidad a la hipótesis nula: Razones para permanecer dudoso acerca de la existencia de psi”)
(El texto en azul corresponde a un resumen del artículo; el texto en negro son comentarios míos. Agradeceré enormemente los comentarios vuestros)
El análisis del artículo no es exhaustivo: no incluye las investigaciones en psi inconsciente, DMILS (interacción con sistemas vivos), precognición con registros fisiológicos, “cerebros conectados” (actividad encefalográfica coincidente en individuos aislados sensorialmente, de modo que la actividad cerebral de un sujeto ante la presentación de un estímulo determinado es la misma que la del otro sujeto a quien no se le presenta ese estímulo) y no habla de “visión remota” (un tipo de diseño de investigación en ESP, con metodología de respuesta libre). Tampoco incluye las investigaciones en PK (ver esta entrada para revisar la terminología)
Todos los autores de este número comparten un profundo respeto por la ciencia y están comprometidos con el método científico como la aproximación apropiada para explorar la realidad. Lo que los distingue es su creencia a priori en la probabilidad de que existan los fenómenos psíquicos, lo que puede influir en la evaluación de la adecuación de los protocolos utilizados en la investigación parapsicológica y en la calidad de los datos obtenidos.
Aquí presupone que los creyentes en psi son más tontos. Este argumento es muy utilizado por ciertos investigadores, y ciertos sectores, aunque carece de base expuesto así. No es cierto que quienes creen en la posibilidad de que psi sea algo real sean individuos con menos formación académica o menor nivel educativo; por poner un ejemplo, Brian Josephson es un premio Nobel en Física, de la Universidad de Cambridge con un gran interés en la psicokinesis, como demuestra su proyecto de investigación “Mind-Matter Unification Project” (Proyecto de Unificación Mente-Materia). Sobre el tema de las creencias hablaremos en otra ocasión.
“Los miembros de la comunidad científica que tiene poca familiaridad con la parapsicología con frecuencia no son conscientes del amplio espectro de opiniones, experiencia y grado de respeto por la ciencia que existe entre los que se llaman a sí mismos parapsicólogos. En un extremo están los que colaboran en este volumen. En el otro, los escritores e investigadores que no consideran a la ciencia como herramienta adecuada para la investigación, y que basan sus conclusiones únicamente en testimonios de casos espontáneos”.
Alcock señala que estas personas no aparecen en este volumen especial, y que los parapsicólogos que utilizan el método científico no consideran a los otros como similares a ellos, ni quieren que se les confunda. Es curioso sin embargo como ambos grupos suelen ser confundidos y considerados el mismo, y con mucha frecuencia esto lo hacen los – mal llamados – escépticos, como una estrategia para desprestigiar a los investigadores serios. En general, y en nuestro país en particular, los conocidos popularmente como “parapsicólogos” o “investigadores” pertenecen claramente al segundo tipo que señala Alcock.
Alcock señala que “hay también un espectro de opinión, experiencia y grado de respeto por la ciencia entre los escépticos, y de nuevo, aquellos que se hallan en un extremo quienes únicamente hacen una mueca de desprecio a la ligera ante cualquier mención de lo paranormal, o aquellos cuyo dogmatismo muestra una incapacidad o indisposición a ser objetivos, tampoco se encontrarán en este número especial. Así, para el lector escéptico, hago hincapié que estos autores parapsicológicos están en nuestro campo, el campo científico. Creen en la ciencia y se esfuerzan por aplicarla” Se refiere aquí a los autores de los artículos que componen en número de la revista en la que aparece este artículo y que, como he dicho más arriba, versa totalmente sobre investigación en parapsicología.
Alcock afirma que no ha encontrado aún ninguna evidencia empírica que le persuada de la existencia de los fenómenos paranormales. Es habitual encontrar esta afirmación entre los escépticos, como si hubiera que convencerlos a ellos personalmente, y si eso no se logra, entonces no hay nada que hacer. Es un argumento no válido, pues se basa en el hecho de que “no me han convencido a mí, que soy científico, que soy escéptico; entonces no tienen nada”.
Alcock señala una importantísima cuestión: “para mí, como psicólogo, estas experiencias en sí mismas – los informes de percepción extrasensorial y similares – son fascinantes por sí mismas, incluso si, como presumo, no sean paranormales, porque pueden decirnos mucho sobre cómo funciona nuestro cerebro y sobre nuestras creencias, necesidades y expectativas”. Alcock no es el único, ni el primero, en decir esto. Este punto de vista es el que yo defiendo, y la razón por la que creo que la parapsicología merece una investigación seria.
Alcock describe de una manera excelente el trabajo de la parapsicología: señala que para cada artículo incluido en la publicación considerará “si sus conclusiones apoyan la hipótesis psi (que los fenómenos psíquicos, o fenómenos psi, existen) o si están más en línea con la hipótesis nula (esto es, que los resultados observados – en los experimentos – ocurren de forma natural y no tienen nada que ver con psi)”. Claro y simple.
Razones para permanecer dudoso de la existencia de psi
1. Falta de definición del objeto de estudio
¿Qué es lo que está siendo estudiado, y cómo se definen los fenómenos estudiados? Fantasmas, levitación y canalizadores en trance, ¿son parte del rango aceptado de las materias de estudio? Si se desafía a la corriente principal de la ciencia a considerar seriamente las afirmaciones de la parapsicología, de qué afirmaciones estamos hablando: ¿apariciones de fantasmas o cambios pequeños pero estadísticamente significativos en la distribución del resultado de un RNG en un experimento de laboratorio?
Lo que se incluye bajo “parapsicología” varía dependiendo de quién lo haga. En especial, quienes viven (económicamente) de la parapsicología tienen especial interés (económico) en hacer de la parapsicología lo más oscuro, sobrenatural, misterioso y truculento posible, para que su imagen sea atractiva, llame la atención. Por otro lado, quienes se dedican a criticar sistemáticamente y de modo no constructivo a la parapsicología suelen ser conscientes de la diferencia éntrela parapsicología popular y la parapsicología empírica, pero prefieren meterlo todo en el mismo saco.
Hay gran variedad en la opinión de qué constituye el objeto de estudio de la parapsicología (…) Todo esto refleja el hecho de que hasta el punto en que la parapsicología constituye un campo de investigación, es un campo sin un núcleo de conocimiento básico, un conjunto principal de constructos, un conjunto básico de metodologías y un conjunto básico de fenómenos demostrables y aceptados que todos los parapsicólogos acepten. Es más, considero dudoso que los parapsicólogos estén de acuerdo entre ellos mismos acerca de qué experimentos o demostraciones en la literatura constituyen el mejor caso de psi.
Evidentemente esto dependerá de qué incluyan dentro de parapsicología, pero sí hay acuerdo dentro de ESP o PK, por ejemplo.
Esto distingue inmediatamente a la parapsicología de otros campos de investigación científica, en los que hay siempre un núcleo común de conocimiento así como demostraciones clave que pueden fiablemente ser producidas y enseñadas, incluso cuando puede haber controversia sobre varios conceptos y resultados de investigaciones en las fronteras del campo.
Tal vez sería provechoso limitar como contenidos de la parapsicología los campos de ESP y PK porque pueden ser estudiados en laboratorio, y dejar el grupo survey fuera, o al menos promover un estudio más fenomenológico paralelo a la psicología, o junto con ella; incluso, mejor aún, desde ella. Recordemos que, en general, los casos de apariciones y poltergeist, y los médiums fueron de lo primero en estudiarse cuando se fundó la SPR (Society for Psychical Research), y que eran estudiados por los científicos de entonces, fruto de ese avance de la ciencia y del espíritu científico. Pero tal vez nos encontremos ante cuestiones que no sean susceptibles de ser estudiadas por la ciencia, no al menos por el método científico dominante – en el que no tienen cabida cuestiones espirituales, trascendentales, a no ser que pasen por el tamiz del reduccionismo empírico – Pensemos que las cuestiones sobre la supervivencia del alma, o similar, tras la muerte, y la comunicación con seres fallecidos es algo que ha sido del interés del ser humano desde el principio, y que tal vez somos algo presuntuosos si pretendemos responder a esas cuestiones – Cuestiones, con mayúsculas – del ser humano aplicando algo tan pobre – para estas cuestiones al menos – como el método científico.
Este primero es un artículo imprescindible, en mi opinión. Está escrito por James Alcock, psicólogo. Expone una revisión de crítica de parte de la investigación en percepción extrasensorial (ESP) y los motivos por los que – y es lo que da título al artículo – debemos mantener dudas acerca de la existencia de psi. Este artículo fue publicado en un número de la revista Journal of Consciousness Studies, una importante revista científica sobre el estudio de la consciencia. El número completo lo forman artículos sobre parapsicología. En realidad, todos los artículos de este número especial son buenos, de modo que los revisaremos sucesivamente en otros momentos.
Considero algunos de sus comentarios y de sus indicaciones muy acertadas, aunque estoy en desacuerdo con otras muchas de sus afirmaciones. A pesar de esto, me parece un artículo relevante y necesario que sea conocido por quien esté interesado en la investigación empírica en parapsicología.
Nota: En términos generales, “hipótesis nula” se refiere a que en una situación (estudio) en que queremos comprobar mediante un experimento si, por ejemplo, un fármaco tiene un efecto significativo sobre una población clínica, la hipótesis nula es la que afirma que el fármaco no tiene ningún efecto, y que el grupo experimental (que recibe el fármaco) no muestra diferencias con el grupo control (que no recibe el fármaco y con el que se compara el grupo experimental) Así, si decimos que aceptamos la hipótesis nula estamos diciendo que el experimento muestra que no hay diferencias entre los grupos (que el fármaco no funciona). Si observásemos diferencias entre el grupo experimental y el grupo control, rechazaríamos la hipótesis nula.
En relación con psi, la hipótesis nula es la que afirma que psi no existe; la hipótesis experimental (la alternativa) que psi sí existe. Aquí la cuestión versaría sobre la autenticidad de psi, más que sobre las propias experiencias o resultados, ya que podemos obtener resultados positivos en un experimento de telepatía pero, si no se ha hecho bien, esos resultados pueden ser explicables, por ejemplo, en términos psicológicos o estadísticos. Por tanto, cuando Alcock dice de “dar una oportunidad a la hipótesis nula” se refiere a que expone sus razones para aceptar la hipótesis nula, es decir, para afirmar que psi no existe.
Artículo:
Give the Null Hypothesis a Chance: Reasons to Remain Doubtful about the Existence of Psi.
James E. Alcock.
Journal of Consciousness Studies, 10, No. 6–7, 2003, pp. 29–50
(Traducción del título: “Dar una oportunidad a la hipótesis nula: Razones para permanecer dudoso acerca de la existencia de psi”)
(El texto en azul corresponde a un resumen del artículo; el texto en negro son comentarios míos. Agradeceré enormemente los comentarios vuestros)
El análisis del artículo no es exhaustivo: no incluye las investigaciones en psi inconsciente, DMILS (interacción con sistemas vivos), precognición con registros fisiológicos, “cerebros conectados” (actividad encefalográfica coincidente en individuos aislados sensorialmente, de modo que la actividad cerebral de un sujeto ante la presentación de un estímulo determinado es la misma que la del otro sujeto a quien no se le presenta ese estímulo) y no habla de “visión remota” (un tipo de diseño de investigación en ESP, con metodología de respuesta libre). Tampoco incluye las investigaciones en PK (ver esta entrada para revisar la terminología)
Todos los autores de este número comparten un profundo respeto por la ciencia y están comprometidos con el método científico como la aproximación apropiada para explorar la realidad. Lo que los distingue es su creencia a priori en la probabilidad de que existan los fenómenos psíquicos, lo que puede influir en la evaluación de la adecuación de los protocolos utilizados en la investigación parapsicológica y en la calidad de los datos obtenidos.
Aquí presupone que los creyentes en psi son más tontos. Este argumento es muy utilizado por ciertos investigadores, y ciertos sectores, aunque carece de base expuesto así. No es cierto que quienes creen en la posibilidad de que psi sea algo real sean individuos con menos formación académica o menor nivel educativo; por poner un ejemplo, Brian Josephson es un premio Nobel en Física, de la Universidad de Cambridge con un gran interés en la psicokinesis, como demuestra su proyecto de investigación “Mind-Matter Unification Project” (Proyecto de Unificación Mente-Materia). Sobre el tema de las creencias hablaremos en otra ocasión.
“Los miembros de la comunidad científica que tiene poca familiaridad con la parapsicología con frecuencia no son conscientes del amplio espectro de opiniones, experiencia y grado de respeto por la ciencia que existe entre los que se llaman a sí mismos parapsicólogos. En un extremo están los que colaboran en este volumen. En el otro, los escritores e investigadores que no consideran a la ciencia como herramienta adecuada para la investigación, y que basan sus conclusiones únicamente en testimonios de casos espontáneos”.
Alcock señala que estas personas no aparecen en este volumen especial, y que los parapsicólogos que utilizan el método científico no consideran a los otros como similares a ellos, ni quieren que se les confunda. Es curioso sin embargo como ambos grupos suelen ser confundidos y considerados el mismo, y con mucha frecuencia esto lo hacen los – mal llamados – escépticos, como una estrategia para desprestigiar a los investigadores serios. En general, y en nuestro país en particular, los conocidos popularmente como “parapsicólogos” o “investigadores” pertenecen claramente al segundo tipo que señala Alcock.
Alcock señala que “hay también un espectro de opinión, experiencia y grado de respeto por la ciencia entre los escépticos, y de nuevo, aquellos que se hallan en un extremo quienes únicamente hacen una mueca de desprecio a la ligera ante cualquier mención de lo paranormal, o aquellos cuyo dogmatismo muestra una incapacidad o indisposición a ser objetivos, tampoco se encontrarán en este número especial. Así, para el lector escéptico, hago hincapié que estos autores parapsicológicos están en nuestro campo, el campo científico. Creen en la ciencia y se esfuerzan por aplicarla” Se refiere aquí a los autores de los artículos que componen en número de la revista en la que aparece este artículo y que, como he dicho más arriba, versa totalmente sobre investigación en parapsicología.
Alcock afirma que no ha encontrado aún ninguna evidencia empírica que le persuada de la existencia de los fenómenos paranormales. Es habitual encontrar esta afirmación entre los escépticos, como si hubiera que convencerlos a ellos personalmente, y si eso no se logra, entonces no hay nada que hacer. Es un argumento no válido, pues se basa en el hecho de que “no me han convencido a mí, que soy científico, que soy escéptico; entonces no tienen nada”.
Alcock señala una importantísima cuestión: “para mí, como psicólogo, estas experiencias en sí mismas – los informes de percepción extrasensorial y similares – son fascinantes por sí mismas, incluso si, como presumo, no sean paranormales, porque pueden decirnos mucho sobre cómo funciona nuestro cerebro y sobre nuestras creencias, necesidades y expectativas”. Alcock no es el único, ni el primero, en decir esto. Este punto de vista es el que yo defiendo, y la razón por la que creo que la parapsicología merece una investigación seria.
Alcock describe de una manera excelente el trabajo de la parapsicología: señala que para cada artículo incluido en la publicación considerará “si sus conclusiones apoyan la hipótesis psi (que los fenómenos psíquicos, o fenómenos psi, existen) o si están más en línea con la hipótesis nula (esto es, que los resultados observados – en los experimentos – ocurren de forma natural y no tienen nada que ver con psi)”. Claro y simple.
Razones para permanecer dudoso de la existencia de psi
1. Falta de definición del objeto de estudio
¿Qué es lo que está siendo estudiado, y cómo se definen los fenómenos estudiados? Fantasmas, levitación y canalizadores en trance, ¿son parte del rango aceptado de las materias de estudio? Si se desafía a la corriente principal de la ciencia a considerar seriamente las afirmaciones de la parapsicología, de qué afirmaciones estamos hablando: ¿apariciones de fantasmas o cambios pequeños pero estadísticamente significativos en la distribución del resultado de un RNG en un experimento de laboratorio?
Lo que se incluye bajo “parapsicología” varía dependiendo de quién lo haga. En especial, quienes viven (económicamente) de la parapsicología tienen especial interés (económico) en hacer de la parapsicología lo más oscuro, sobrenatural, misterioso y truculento posible, para que su imagen sea atractiva, llame la atención. Por otro lado, quienes se dedican a criticar sistemáticamente y de modo no constructivo a la parapsicología suelen ser conscientes de la diferencia éntrela parapsicología popular y la parapsicología empírica, pero prefieren meterlo todo en el mismo saco.
Hay gran variedad en la opinión de qué constituye el objeto de estudio de la parapsicología (…) Todo esto refleja el hecho de que hasta el punto en que la parapsicología constituye un campo de investigación, es un campo sin un núcleo de conocimiento básico, un conjunto principal de constructos, un conjunto básico de metodologías y un conjunto básico de fenómenos demostrables y aceptados que todos los parapsicólogos acepten. Es más, considero dudoso que los parapsicólogos estén de acuerdo entre ellos mismos acerca de qué experimentos o demostraciones en la literatura constituyen el mejor caso de psi.
Evidentemente esto dependerá de qué incluyan dentro de parapsicología, pero sí hay acuerdo dentro de ESP o PK, por ejemplo.
Esto distingue inmediatamente a la parapsicología de otros campos de investigación científica, en los que hay siempre un núcleo común de conocimiento así como demostraciones clave que pueden fiablemente ser producidas y enseñadas, incluso cuando puede haber controversia sobre varios conceptos y resultados de investigaciones en las fronteras del campo.
Tal vez sería provechoso limitar como contenidos de la parapsicología los campos de ESP y PK porque pueden ser estudiados en laboratorio, y dejar el grupo survey fuera, o al menos promover un estudio más fenomenológico paralelo a la psicología, o junto con ella; incluso, mejor aún, desde ella. Recordemos que, en general, los casos de apariciones y poltergeist, y los médiums fueron de lo primero en estudiarse cuando se fundó la SPR (Society for Psychical Research), y que eran estudiados por los científicos de entonces, fruto de ese avance de la ciencia y del espíritu científico. Pero tal vez nos encontremos ante cuestiones que no sean susceptibles de ser estudiadas por la ciencia, no al menos por el método científico dominante – en el que no tienen cabida cuestiones espirituales, trascendentales, a no ser que pasen por el tamiz del reduccionismo empírico – Pensemos que las cuestiones sobre la supervivencia del alma, o similar, tras la muerte, y la comunicación con seres fallecidos es algo que ha sido del interés del ser humano desde el principio, y que tal vez somos algo presuntuosos si pretendemos responder a esas cuestiones – Cuestiones, con mayúsculas – del ser humano aplicando algo tan pobre – para estas cuestiones al menos – como el método científico.
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