jueves, 7 de febrero de 2008

"Para ser tomado con una pizca de sal"

Esta tarde he dado por casualidad con un libro de Charles Dickens que recoge varias historias fantásticas y relacionadas con lo sobrenatural. Uno de esos relatos se titula "Para ser tomado con una pizca de sal", publicado en 1865. Las primeras líneas han llamado mi atención, tanto, que he decidido copiarlas aquí. Estas son:

"Con frecuencia he observado una notable falta de valor incluso entre las personas de una inteligencia y cultura superiores, para explicar sus propias experiencias psicológicas cuando estas han sido, en alguna medida, extrañas. Casi todos lo hombres temen que lo que puedan contar en este sentido no encuentre paralelismo o respuesta en el mundo interior de su oyente, y sea motivo de sospecha o risa (...) Personalmente atribuyo a esta reticencia gran parte de la nebulosa en que se ven envueltos estos temas. Normalmente no comunicamos nuestras experiencias sobre acontecimientos mentales subjetivos, y sí lo hacemos sobre creaciones objetivas (...)"

Creo que este breve párrafo describe perfectamente la reserva existente ante las experiencias subjetivas, en especial las anómalas, y la reticencia a contarlas. Aunque fue escrito hace más de 100 años, la Psicología sigue, en gran parte, ignorando o rechazando el estudio de las experiencias subjetivas, y no sólo las experiencias anómalas.

¿Y hay algo más en Psicología que experiencias subjetivas?

2 comentarios:

Blogger Zetetic_chick ha dicho...

Hola felicidades por este blog. Lo he agregado a la lista de enlaces del mío.

Sobre las experiencias psicológicas, pienso que las personas mientras más educadas, tienden a observar menos: ven solo aquello que es acorde a sus pre-conceptos e ideas, y cualquier cosa que experimenten será racionalidado para hacerlo consistente con sus prejuicios.

No ven la realidad, sino la idea preconcebida que tienen de ella.

De alguna forma, todos somos así (creo que es parte del funcionamiento de la mente), solo que muchos no lo advierten.

Saludos!!!

1 de marzo de 2008, 15:13  
Blogger Oscar Iborra ha dicho...

Efectivamente, las creencias y los prejuicios sesgan tanto la percepción como la interpretación, y eso es algo de lo que nadie queda libre. No por tener más conocimientos (ser más listo) se tienen menos prejuicios. Por eso es importante hacer nuestras creencias y prejuicios conscientes, para tenerlos presentes y ser conscientes del sesgo que producen.

Un abrazo,
Oscar Iborra

8 de marzo de 2008, 12:53  

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